La tía abuela fotógrafa de Virginia Woolf

A los 48 años, a Julia Margaret Cameron le regalan una cámara de fotos y se convierte años más tarde en una de las fotógrafas artísticas más insignes del siglo XIX. Sin recursos técnicos ni formación, decide aprender fotografía por sí misma (sin otra ayuda que prueba/error en solitario), convirtiendo su antiguo gallinero en estudio fotográfico y el depósito de carbón en cuarto oscuro.

Julia no es una mera ama de casa aburrida haciendo fotografías para entretenerse. En la cámara descubre la clave que le permite plasmar su propia visión artística, se convierte en una herramienta para esculpir su creatividad de una forma inédita para la historia de la fotografía.

Como buena artista revolucionaria, escoge una táctica totalmente distinta a los fotógrafos de su época: Le interesan mucho más las emociones y las expresiones de sus modelos que la fotografía comercial insulsa y carente de sentimiento.
En una sociedad dominada por hombres, se diferencia velozmente por el papel esencial que le brinda a la mujer en su obra. Gran parte de su trabajo da protagonismo y visibilidad a la figura femenina: con aire aletargado, desaliñadas, semidesnudas, rollo “andar por casa bucólico festivo”.
Logra así una empatía emocional, al dirigir la atención al estado de ánimo reflejado en la imagen, desviándose de la severidad victoriana para acercarse a su propia naturaleza femenina. BRAVO JULI 🤘

Su descuido a la hora de fotografiar era totalmente voluntario y con cierto tono dulcificador: enfoques suaves, largos tiempos de exposición o luces graduables entre otros.

Pero… Ups, surprise! 😎 fue menospreciada por los críticos “instruidos” de la época por su falta de técnica, por su imperfección o por su latente escasez de visión de la realidad (qué aburridos sois a veces los expertos).
Se llegó a decir de ella en The British Journal of Photography: “Es un desperdicio de palabras hacer cualquier forma de crítica seria al trabajo de Julia Margaret Cameron”, ¿en serio?.

Claramente se pretendía capar su creatividad, restar de algún modo relevancia a su aportación cultural a la fotografía del momento, despreciando o ninguneando su trabajo ¿os suena?.

Han pasado dos siglos, pero no ha pasado tanto tiempo para algunas cosas.

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