La primera vez que me autorretraté, lo hice como terapia. Es cierto que ahora el tema de auto exponerse está muy ajado y nos venden la fototerapia demasiado barata, pero en aquel entonces no era tan habitual. La fotografía no te sana, no hace magia… te sana la asistencia de un profesional y la medicación.

Tenía depresión diagnosticada, estaba medicada y me costaba un mundo sacar un pie de la cama cada mañana. Quien lo ha vivido, sabe de qué hablo.
En uno de esos momentos infernales, vi la cámara en el salón y decidí darle al click, lo necesitaba, sin más.
Cuando revisé la sesión en el ordenador me di cuenta de que esas fotos eran toda una declaración de intenciones, eran las imágenes más sinceras que había hecho de mí misma: sin seguir unos cánones de belleza, sin poses, sin criticar mi propia imagen y con total honestidad hacia lo que estaba viviendo y sintiendo dentro de mí. Fotos llorando, con la mirada perdida, con 52 kilos de decepción encima, no era algo para mostrar al mundo, pero yo lo hice y a día de hoy, lo volvería a hacer. Porque aquello era un exponerse con todas las consecuencias para iniciar un proceso de sanación.

Así empezó todo, mirándome a mí para poder después ver a otr@s.

Ahora vivo el autorretrato de otra forma, no sé… más creativo, más osado, más provocador, más sin importarme lo que opinen de mí, pero siempre desde la modestia y la humildad de saber quién soy, no aspiro a vender nada a nadie.

Tampoco pretendo ser una abanderada ni intento que las cosas se hagan a mi manera. Pero ¿no tenéis la impresión de que se está trivializando la fotografía?, en realidad cualquier vertiente artística: Todo vale para alimentar el ego y mostrar un yo que no se corresponde con la realidad, narcisismo puro y duro, lo que yo denomino EGORRETRATO, ¿qué necesidad hay?.

Cuando imparto talleres de autorretrato (el de verdad, el que no miente) hay una serie de consejos que comparto y que me gustaría dejar por aquí, por si en algún momento os sentís en la necesidad de explorar:

Escoge tu momento a solas.
Ten claro qué quieres decirte y qué quieres transmitir.
Cuida la luz y el entorno para contar tu historia.Enfoca con precisión, si no sabes usar el modo manual, usa el automático para empezar. Y no es necesario saber hacer fotos, ni ser profesional.
Juega, disfruta, experimenta, no tengas miedo porque esto es para ti.
Relájate y disfruta :).
No te corrijas, no te idealices.
No tengas expectativas de premio Pulitzer.
Si te vas a mostrar al público, no consientas que te juzguen.

Hay quien no entiende de empatía, ni de fotografía ni de lo que hay tras ella.

No responses yet

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Contenido protegido