Hablemos de miradas. Sí, esas que parecen inocentes y, sin embargo, no lo son tanto.
En la fotografía de desnudo femenino hay miradas que cosifican, que incluso pueden rozar la ordinariez, y miradas que hablan, que admiran y comunican. Y sí, estoy hablando de enfoque, no de género en términos absolutos.
La diferencia no está en el género del fotógrafo, sino en cómo decide mirar.
Por lo que observo y a título muy personal, veo que la mirada masculina tiende a tratar el cuerpo femenino como un objeto, como si el valor residiera sólo en nuestras curvas, piel o poses sugerentes. Luces perfectas, encuadres estudiados, poses “eróticas”, sísísísí… todo lo que tú quieras, pero a veces rozan lo vulgar. La mujer desaparece como persona; se convierte en escaparate de deseo y objeto para la contemplación. Esa mirada no acompaña, no escucha, no respeta: sexualiza. Y muchas veces lo hace con una seguridad tal que da escalofríos, como si el cuerpo de otra persona fuera un lienzo para su ego.
La mirada femenina funciona distinto. Te observa, te ampara y escucha. Se interesa por lo que hay detrás de la piel, por las historias que ese cuerpo lleva grabadas, por la fuerza y la fragilidad de quien posa. La sensualidad aparece, sí, pero como efecto secundario, no como objetivo principal. Para mí, cada desnudo es un romance: no una consecuencia de la realidad de tu cuerpo ni de la intención de impactar. Y vemos a diario cómo lo vulgar se cuela como un invitado incómodo al que nadie invitó.
¿Sabes? Hay fotógrafas que trabajamos así: transformamos el desnudo femenino en arte sutil y poderoso, sin necesidad de artificios ni banalidades.
La diferencia entre cosificar y mirar con intención no depende del género: depende de tu empatía, tu respeto y tu narrativa. Cosificar mata la historia; mirar con complicidad la revive.
Mira, no: no quiero curvas para gustar ni poses para provocar. Quiero cuerpos que tengan presencia y voz propia. Resumiendo: QUE SEAN RESPETADOS.
Si buscas fotografías de desnudo femenino con un mínimo de clase, elige a quien mire con intención. Todo lo demás… es ruido barato.
*Imagen de Ruth Bernhard

One response
Hummm. Es verdad que la mirada tiene un componente de genero. Pero no solo.
En este mundo masculinizado en el que habitamos, si que es cierto que prevalecen ciertas miradas masculinas que no solo cosifican, también denigran. Pero quiero pensar que hay otras que luchan por buscar belleza donde otros no la encuentran, descubriendo cuerpos que se salen del estereotipo y que, en su desnudez, provocan sentimientos sutiles más allá del sexo. Poses que algunos pueden considerar explícitas o pornográficas que también pueden tener verdad dentro de la crudeza.
La mirada femenina entiende mejor el cuerpo femenino, sin duda, y vuestra relación con él es muy distinta a la que podemos tener los hombres. Para nosotros siempre será algo ajeno, que algunos quieren poseer y otros queremos admirar y respetar. Esto siempre va a estar presente en creadores de ambos géneros que se enfrenten a la retratar cuerpos desnudos. Y no solo en la fotografía, en la pintura y y otras artes plásticas también.
A mi me gusta tu mirada, tiene dobleces, belleza, respeto, imperfecciones…. y por eso siempre comunica.